Orar en medio toda circunstancia


muchos nos dicen que no oran, o que les parece aburrido, muchas más personas se inclinan a pensar que sólo lo hacen en momentos de aprietos; sólo hay que recordar una cosa: es necesario orar en todo momento (I Tes 5, 17)
¿Existe posibilidad de orar en el mundo de hoy?
la respuesta la puede tener cada persona en individual, lo cierto es que esto nos lleva a recordar que orar es elevar la mente humana sobre las demás cosas circundantes y enfocarla en Dios que sólo espera comunicar su amor.
Orar permite crear una línea de tensión entre lo nuestro y lo de Dios, es una posibilidad interna de divinización de nuestra realidad.
Orar no es repetir fórmulas apuradas y casi mágicas, orar es "pensar en Dios", saber y tener la certeza que su amor esta disponible para cada vez que su nombre se invoque.
Muchos han escrito sobre esto, aquí recogemos dos maneras de orar y cuatro circunstancias en donde es preciso reforzar la oración.
2 MANERAS:
A.- la lectura orante de la Biblia : imagina, lee, escucha y da gracias.
B.- deja que tu corazón hable: en la biblioteca, en el trabajo, en el parque, banco o en la mesa para comer, sobretodo en la Liturgia.
4 CIRCUNSTANCIAS:
A.- en la abundancia o prosperidad: recuerda que lo que tienes te lo dio tu Dios.
B.- cuando hay que decidir algo importante: es hasta prudente hacerlo, siempre da una pausa y permite ver mejor las cosas.
C.- En horas fijas del día: al amanecer y anochecer, crea disciplina y proporciona un espacio fijo de encuentro con Jesús.
D.- Cuando reconocemos nuestra propia nada: al momento de fallar en algo, de mentir, de desear, de ofender, todo eso forma parte de la oración (virtudes claro está, pero los pecados no quedan fuera de la oración).
La oración es un espacio para entrar en relación personal con Dios, se trata de escuchar la voz verdadera de Dios y callar las voces de los dioses internos de cada uno, es un marco de divinización de las actividades y la posibilidad de crecer poco a poco alcanzar la gracia suprema de poder contemplar a Dios.
"¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios" Salmo 80, 14-15

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