No mirar atrás


Para qué, de hecho lo que es pasado, pues allá se quedó.
Si del pasado vivieramos, el presente no tendría sentido, y quienes pensado en las cosas vividas no se fijan en el presente se pierden la oportunidad de tener buenos recuerdos para el futuro.
Una cosa es cierta, en el presente nos hacemos y nos proyectamos, el pasado sólo queda para la reflexión y el crecimiento, para levantar bases más altas, nunca para sepultar, sino para servirnos y marchar más alto.
La vida posee un irreversible ritmo ascendente en cuanto busqueda de la felicidad y en avanzada en cuanto dato material y hasta corporal-humano (una persona nunca vuelve a ser un niño biológico)
Ante ese ritmo lo más natural de nuestra condición será la aceptación del reto, y ante toda circunstancia la regla esencial será la siguiente: AVANZAR.

Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino». Lc 9,59-62.

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