un milagro a la vez

Nadie quisiera escapar de tan sorprendente momento, cuando la gratitud y la máxima entrega se hacen una sola cosa, en ese momento brota un “milagro” En otro momento pudimos haber dicho que para que un milagro se concrete, hace falta poner de nuestra parte y que Dios se encarga de la otra, pero de lo que ahora se trata es de ser nosotros los artífices o las filiales de los milagros de Dios en la tierra. Elías pidió confianza y a la viuda nunca más le falto aceite y harina, Jesús pidió fe y los ciegos vieron, los cojos anduvieron y todos comieron de aquel fabuloso y multitudinario picnic en las orillas del lago de Galilea. Pero ahora se trata de nosotros, de ayudar, de ver el rostro de agradecimiento y a su vez, de disfrutar de la cara de asombro al ver que otros no puedan comprender nuestras “tonterías”. Llega alguien que sólo tiene para pagar medio plato del día en el restaurante, yo pongo lo demás; el vecino colocó la basura cerca de mi lugar, yo la coloco tanto la de él como la m...